La mecánica de juego no puede ser más sencilla. Colocamos los 13 dados en el cubilete y sacamos 3 al azar (sin mirar tramposillo). Tiramos los tres dados y comprobamos el resultado. Los dados tiene seis caras y cada cara puede tener un dibujo de un escopetazo, unas huellas de zapatos o un cerebro. Una vez comprobado el resultado (ver más abajo), cogeremos de nuevo hasta 3 dados y repetiremos el proceso. Una vez muertos o retirados, pasaremos los dados al siguiente jugador.
Nuestro objetivo como zombie es comer trece cerebros. Cada vez que lanzamos los dados guardamos los cerebros y los escopetazos. En cualquier momento nos podremos retirar y apuntar en un papel el numero de cerebros que hemos devorado, pero si antes de retirarnos recibimos tres escopetazos estamos muertos y los dados que tenemos sobre la mesa se pierden.
En el caso de las huellas, son dados que deberemos volver a tirar si no nos retiramos. Aqui el truco consiste en que los dados tienen tres colores dependiendo del humano que intentamos cazar. Un dado verde es como el tío que siempre discute lo que va a hacer el grupo, presa fácil. Un dado amarillo es como el amigo fiel del protagonista, nunca sabes si te pegara un escopetazo en la cara o se dejara morder para que haya momento lagrimita en la peli. Un dado rojo es Woody Harrelson en Zombieland. Asi que dependiendo del color de las huellas, casi que mejor nos retiramos...
Releyendo lo anterior me doy cuenta que tan resumido puede parecer más complicado de lo que en realidad es. Os recomiendo que le deis una oportunidad, no os arrepentireis. Especialmente interesante para viajes largos, espacios reducidos o lugares cochambrosos en los que da asco jugar a cartas
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